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Por qué viajar es la mejor forma de cuidarse a sí mismo

No hay nada que me tranquilice y me haga sentir más revitalizada que explorar el mundo. Aunque desintoxicarse de las redes sociales y escribir un diario son formas inteligentes de conectar mejor con uno mismo, mi forma favorita de autocuidado es viajar.

A medida que nos adentramos en la nueva década, estoy segura de que estás conmigo en la búsqueda de formas de sentirte mejor y más brillante. Para que este sea tu mejor año, te animo a que salgas a explorar.

Viajar es una de las formas de autocuidado más instructivas y divertidas.

Aunque los viajes en solitario no son del agrado de todo el mundo, cualquier cosa que abra tu mente y amplíe tus límites es justo lo que el médico te ha recetado. Tanto si se trata de viajar con un amigo, con una persona importante o de ir solo, viajar tiene muchos beneficios psicológicos y emocionales.

Aprendes sobre los demás

Viajar te abre los ojos. Cambia tu forma de ver el mundo y de verte a ti mismo.

El mundo es un lugar tan diverso y mágico. Explorar destinos lejanos te permite ver y experimentar otras culturas.

Ver el mundo a través de los ojos de otra persona y comprender lo que es importante para ella pone las cosas en perspectiva. 

Es demasiado fácil vivir en una burbuja, y viajar es a veces justo lo que necesitas para apreciar las cosas que puedes dar por sentadas en casa.

Conoces a otras personas

Alojarse en albergues, pasar el rato en restaurantes y cafés, y simplemente desplazarse en el transporte local son formas fantásticas de conocer a otras personas.

Abre tu mente a conocer todo tipo de personas. Pregunte por sus vidas. Escuche lo que tienen que decir, de dónde son y por qué están viajando. Puedes aprender más de lo que crees.

Salga de su zona de confort

Viajar te empuja físicamente a salir de tu zona de confort y romper con la rutina. 

¿Quiere sacudir las cosas y ver cómo puede crecer? Súbete a un avión y explora nuevos terrenos. Cuando tienes que navegar por un país extranjero o comunicarte en un lugar en el que no se habla tu lengua materna, te abres realmente a experiencias de aprendizaje y a ver de qué eres capaz.

Aunque no tienes que hacer esa excursión para salir de tu zona de confort, en el momento en que haces las maletas, las cosas empiezan a cambiar. Todo es nuevo y, a menudo, las cosas no salen según lo previsto.

Viajar te obliga a pensar en los dedos de los pies.

Por supuesto, a veces puede ser un reto… y tal vez francamente frustrante con las barreras del idioma, pero al final, aprendes mucho sobre los demás y sobre ti mismo.

Deja que este nuevo conocimiento de ti mismo te impulse a explorar tus objetivos y a averiguar qué dirección quieres seguir (tanto literal como metafóricamente).

Escapar de tu burbuja

Viajar es la mejor manera de escapar de tu burbuja. Es fácil quedar atrapado en los pequeños problemas de nuestra vida diaria, pero una vez que das un paso atrás te das cuenta de lo pequeños o insignificantes que son esos problemas en el gran esquema de los temas. Te alejas del FOMO y del drama pueblerino. El mundo es mucho más grande que tu barrio.

Vuelve con los ojos frescos

Viajar rompe la rutina, que es justo lo que necesitas para tener una nueva perspectiva.

Es muy fácil caer en la rutina. Todos entramos en piloto automático a veces. Ya sabes cómo es: vas y vienes del trabajo, te sientas frente a una pantalla por la noche y luego los días empiezan a confundirse. Si te sientes agotado, es el momento de reservar un billete y cambiar de aires.

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