Durante el período de cuarentena, probablemente te hayas encontrado con memes y chistes en las redes sociales o grupos WhatsApp sobre «cómo vamos a engordar durante el aislamiento» comparando un cuerpo delgado con un cuerpo gordo, como en los ejemplos de abajo. Esto se debe a que muchas personas dicen que están comiendo más durante su tiempo en casa.
Pero la pregunta es: ¿debe considerarse una broma una publicación que compara cuerpos y pone el cuerpo de grasa como un problema de cuarentena? Este tipo de contenido pone al cuerpo gordo en un lugar de ridículo que no es sano.
Hacer chistes ridiculizando un tipo específico de cuerpo no es saludable, especialmente para aquellos que tienen este tipo de cuerpo. Y si la persona reproduce el chiste fatófobo, no es consciente de la estructura opresiva que hace que alguien tenga miedo de engordar.
Una persona que comparte un chiste fatófobo está haciendo funcionar los engranajes de esa opresión. Es muy triste, es muy grave. No puede considerarse una broma porque es un sistema que oprime a muchas mujeres y conduce a casos extremos.
Reciben, en grupos familiares y de trabajo, bromas como las mencionadas anteriormente. Es decir, en diferentes ambientes donde vive una persona gorda, están siendo bombardeados por este tipo de contenido, que puede aumentar la angustia en un momento de incertidumbre y ansiedad, como el que estamos viviendo actualmente.
Y este es un problema que no sólo afecta a las personas gordas, sino también a las delgadas que sufren este miedo a engordar, debido a toda la presión estética que existe en nuestra sociedad. Todo el mundo sufre esta presión de estar siempre más delgado. La persona gorda y la delgada siempre tienen que ser más delgadas.
«Estoy muy bien resuelta con mi cuerpo, pero ver este tipo de chistes me causa malestar porque pienso en las otras chicas que están allí en un proceso de comprensión del cuerpo y su relación con la comida», son los pensamientos cercanos.
Además de la fatofobia, estamos hablando de la salud mental
La situación actual de aislamiento social como prevención del nuevo coronavirus es algo que nunca habíamos experimentado antes. Es un momento que nos trae muchas incertidumbres, inseguridades y angustias sobre nuestro futuro.
Es normal que en un momento como éste cambiemos nuestra rutina alimentaria, como una forma, aunque sea momentánea, de eliminar la angustia. Así que ganar peso en la cuarentena no debería ser un problema. Estamos viviendo una realidad social, económica y cultural mucho más tensa que una simple preocupación por el peso.
Este tipo de bromas pueden generar algún tipo de trastorno alimenticio, es decir, la persona puede dejar de comer por miedo a engordar. Estamos solos o socialmente restringidos y nos aislamos de algo que es uno de los mayores placeres de la vida, comer. La persona comienza a hacer restricción de comida porque odia su cuerpo. Esto gana aún más peso simbólico en la cuarentena con estos chistes.
Cuando los profesionales de la salud, como los nutricionistas y psicólogos, y los entrenadores personales comparten este tipo de contenido. Esto desata al paciente más de lo que ata. Si tengo un problema con mi peso, con mi cuerpo y me causa sufrimiento, y el profesional al que consulto y en el que confío termina siendo fatófobo, me encierro aún más en mi sufrimiento y no lo busco más. Ese es un gran retrato y consecuencia de la propia fobia a la grasa.
Por lo tanto, es importante prestar siempre atención a lo que estamos compartiendo en nuestras redes sociales hoy en día. Hacer bromas sobre el cuerpo de una persona, sea lo que sea, no es ninguna broma. Hacer memes sobre la compulsión por la comida, que es una enfermedad y debe ser tratada, no es divertido.
Es necesario ser empático en este momento para no traer aún más angustia a las personas que ya están angustiadas por la situación que vivimos hoy en día, y no contribuir a un sistema que todavía oprime a muchas personas, especialmente a las mujeres.
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