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¿Qué es la nomofobia y cómo se puede afrontar?

El poder de cambio de la tecnología está fuera de toda duda. Además, a medida que aumenta su desarrollo, también lo hace la velocidad con la que influye en la sociedad.

Desde hace aproximadamente una década, el uso masivo de los teléfonos inteligentes ha cambiado nuestro estilo de vida de una manera mucho más significativa de lo que podríamos haber imaginado hace sólo 10 o 15 años.

Para muchas personas, los teléfonos móviles no sólo son herramientas esenciales en su vida diaria, sino que han tomado el control de su tiempo y de su vida hasta tal punto que se han convertido en un grave problema.

¿Qué es la nomofobia?

La nomofobia (palabra derivada de la expresión «no-mobile-phone-phobia») es un término empleado para describir los síntomas que alguien sufre ante el miedo a no tener un teléfono móvil, y los servicios que dicho teléfono proporciona (especialmente las llamadas telefónicas y la conexión a Internet).

La nomofobia es un asunto importante. Algunos estudios han afirmado que la sensación de ansiedad, ante la ausencia de un teléfono móvil, puede afectar a cerca del 50% de la población (aunque, dentro de estos síntomas, la gravedad puede ser muy diferente entre los afectados).

Además, se está convirtiendo en un problema creciente ya que afecta especialmente a los jóvenes, que se han acostumbrado a esta tecnología desde edades tempranas y que además son más vulnerables, ya que necesitan la «aprobación social» que les proporciona el uso continuo de plataformas como las redes sociales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ninguna edad está exenta de riesgos.

Como cualquier otra fobia, la nomofobia puede percibirse a través de síntomas comunes como el miedo, el nerviosismo o la ansiedad, pero también puede implicar taquicardias, dolores de cabeza, dolor de estómago o pensamientos obsesivos.

Las causas de la nomofobia suelen ser bastante obvias. Con frecuencia, la adicción al teléfono móvil (muy extendida hoy en día, como ya sabrás) es la causa principal, que hace que alguien tenga miedo de no tener una falsa sensación de satisfacción, proporcionada por la consulta compulsiva del teléfono.

Sin embargo, no sólo debemos pensar que la nomofobia es el resultado de dicha adicción. Más bien, podría ocultar otros problemas, como la baja autoestima y las dificultades para relacionarse con los demás, aparte de interactuar en línea.

¿Cómo afecta la nomofobia a la vida cotidiana de una persona?

 Basta con echar un vistazo para ver cómo la adicción al móvil y la nomofobia hacen que las personas que sufren sus efectos se conviertan en una especie de «esclavos».

En primer lugar, la nomofobia obliga a quien la padece a consultar el móvil constantemente, hasta el punto de descuidar otros aspectos de su vida. Así, puede repercutir en el trabajo, en las relaciones y, en general, en cualquier otro aspecto de la vida de la persona que requiera atención.

Pero no se queda ahí. La ansiedad generada por la idea de no tener un teléfono móvil y la necesidad de revisarlo constantemente puede producir un nerviosismo generalizado, que puede aumentar drásticamente en determinadas situaciones, hasta el punto de condicionar la vida de alguien.

Por ejemplo, alguien que sufre nomofobia puede evitar viajar o ir a zonas donde la cobertura de banda ancha puede ser escasa, porque eso le obligaría a estar «desconectado«. O alguien podría perder la oportunidad de ir a algún sitio, porque no hay una fuente de energía cercana para conectar su dispositivo y podría quedarse sin batería. Teniendo en cuenta nuestras necesidades diarias, los hechos anteriores pueden convertirse en graves limitaciones para nuestro día a día.

Además, el insomnio puede tener consecuencias perjudiciales. Algunas personas llegan a despertarse en innumerables ocasiones durante la noche, para comprobar que aún tienen conexión y revisar las actualizaciones de sus redes sociales, etc.

 ¿Cómo se puede hacer frente a la nomofobia?

 Al tratarse de una condición grave, hay que afrontar la nomofobia como lo que realmente es: un problema serio. Por lo tanto, el mejor procedimiento es buscar ayuda profesional, que será útil para superar la situación.

Sin embargo, podemos tener en cuenta algunas ideas para afrontar la nomofobia, que no servirán, en ningún caso, para sustituir las recomendaciones profesionales:

-Buscar determinados momentos para desconectar.

Es un hábito empleado para acostumbrar al cerebro a la idea de tener momentos de desconexión, que no sólo son buenos, sino necesarios. Momentos como las comidas o, por supuesto, las horas de sueño, deben ser totalmente respetados, prescindiendo por completo del uso del teléfono móvil.

-Distinguir entre vida real y vida virtual.

Una de las principales causas de la nomofobia es la idea de dar un estatus a una experiencia de la vida real, que puede ser igual o incluso mayor que la que vivimos en nuestra vida «real». Sin embargo, debemos entender que nuestra «vida virtual» es sólo una parte de algo mayor: nuestra vida real.

-Ponga un límite a la información que recibe.

¿Eres adicto a leer las notificaciones? ¿Te preguntas constantemente si tus contactos han leído tus mensajes? Con frecuencia, las aplicaciones de mensajería te ofrecen la opción de eliminar estas funciones que pueden crear tanta ansiedad. Utilízalas, no necesitas estar todo el día pendiente de lo que hacen los demás.

-Usa sólo las apps que realmente necesitas.

Instalar un sinfín de apps (sobre todo de redes sociales) en el móvil puede ser una trampa total. Mientras las opciones de comunicación se multiplican, la persona que sufre de nomofobia necesita alimentar aún más su adicción. Por eso, no instalar tantas aplicaciones puede ser una buena forma de evitar la tentación.

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