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Cómo evitar enfermarse no deseadas este invierno

Cuando los días se acortan y las temperaturas bajan, los problemas de salud del invierno pueden surgir de la nada —cualquier cosa desde el habitual virus del resfrío y la gripe hasta congelación y caídas en aceras cubiertas de hielo. Pero permanecer sano este invierno es más difícil que lo habitual debido a la pandemia de COVID-19 y se espera que los casos aumenten, ya que las personas pasan más tiempo puertas adentro.

Cumpla las medidas preventivas contra la COVID-19.

Los especialistas dicen que las mismas precauciones que estamos teniendo para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos de la COVID-19 (medidas como usar barbijo, distanciamiento social, lavarse las manos con frecuencia y desinfectar superficies de uso cotidiano como picaportes) ayudarán a reducir la propagación del virus del resfrío y de la gripe este invierno.

Vacúnese contra la gripe.

La vacuna contra la gripe es la mejor manera de no contagiarse la gripe. Se recomienda para todas las personas a partir de los 6 meses, pero especialmente para quienes están en riesgo de tener complicaciones graves de la gripe, como adultos a partir de los 65 años y personas con enfermedades crónicas como enfermedad cardíaca, diabetes o asma.

Algunas personas que se contagian gripe deben ser hospitalizadas. Ayudar a prevenir la propagación de la gripe vacunándose puede evitar que nuestros hospitales se saturen de pacientes si los casos de COVID-19 siguen aumentando durante el invierno.

Vístase con ropa abrigada y permanezca seco.

Se recomienda socializar al aire libre en vez de puertas adentro para evitar la propagación del coronavirus, pero, si va a permanecer afuera más tiempo con bajas temperaturas, vestirse correctamente es esencial.

Una capa interna inicial de lana, seda o polipropileno retendrá más calor corporal que el algodón. Luego, póngase una capa aislante (lana, plumón o vellón) que ayude a retener el calor atrapando aire cerca del cuerpo. Añada una capa exterior de tejido cerrado que sea resistente al agua y al viento para protegerse de ellos y de la nieve. No olvide un gorro, una bufanda o un tapabocas tejido que le cubra la cara y la boca y mitones, que son más abrigados que los guantes.

Esté atento ante los síntomas de hipotermia (temperatura corporal más baja que lo normal) y congelación. Entre los síntomas de hipotermia, se incluyen escalofríos, agotamiento o mucho cansancio, confusión, torpeza con las manos, falta de memoria, dificultad para hablar y somnolencia. Los escalofríos suelen ser la primera señal de advertencia de que el cuerpo está perdiendo calor, así que entre lo antes posible si tiene escalofríos constantes. Entre las señales de congelación, se incluyen una zona de la piel blanca o amarillenta, sensación inusualmente firme o cerosa en la piel y adormecimiento. Si observa señales de congelación, busque atención médica lo antes posible.

Camine con cuidado en superficies invernales.

Muchas lesiones relacionadas con el clima frío son causadas por caídas en aceras cubiertas con hielo o nieve, escalones u otras superficies resbaladizas, y las caídas son particularmente peligrosas para las personas con trastornos hemorrágicos. Quite todo el hielo que sea posible de escalones y caminos usando sal de roca u otro compuesto químico descongelador. Para reducir el riesgo de resbalarse, también se puede utilizar arena en los caminos.

Palee la nieve con cuidado y, si tiene que atravesar un terreno cubierto de hielo, camine como un pingüino: dé pasos pequeños y lentos, arrastrando los pies, con las rodillas apenas flexionadas y la punta de los pies un poco hacia afuera. Mantenga los brazos a los lados y las manos fuera de los bolsillos.

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